viernes, 28 de octubre de 2011

LAS SECTAS FLAGELANTES

La autoflagelación pretendía expresar remordimiento y acabar con los pecados de la comunidad, esta penitencia era muy anterior a la peste, pero nuca había estado tan demandada. Estas sectas se organizaban en función de grupos desde docientos hasta mil flagelantes que iban de ciudad en ciudad con la espalda descubierta azotándose con látigos de cuero acabados en púas de hierro. La procesión se caracterizaba por los sollozos de los espectadores y las suplicas divinas pidiéndole perdón a Dios por parte de los autoflagelantes. Este ritual se realizaba tres veces al día; dos en público y otro en privado; además los participantes estaban obligados obedecer al maestro y a pagar una cuota previa. Tenían prohibido bañarse, afeitarse, cambiarse de ropa, dormir en camas y hablar o tener relaciones sexuales sin el permiso del maestro. El último requisito no se cumplía ya que más tarde las flagelantes fueron acusados de celebrar orgías en las que se mezclaba la flagelación con el sexo. El movimiento era anticlerical, porque estaban sustituyendo el papel del sacerdote como intermediario ante la justicia divina. Este movimiento se llegó a ensalzar hasta el punto que cuando entraban en las ciudades eran recibidos y tratados como héroes. El rechazo a la Iglesia seguía creciendo, los maestros asumieron el derecho a oír confesiones y a conceder la absolución de los pecados y a imponer penitencias, lo que amenaza el sostenimiento eclesiástico. Los sacerdotes que se oponían  eran lapidados y se tentaba a que el pueblo participase en tal acto. Se abrió un debate para intentar parar a los flagelantes, pero no se llevó a cabo ya que no se sabía si tenían un respaldo divino o no. Mientras tanto los flagelantes, al entrar en cada ciudad y acompañados por la muchedumbre, se dirigían al barrio judío pidiendo venganza. Los judíos fueron masacrados hasta tal punto que se llegó a pensar en su total exterminio. Algunos judíos se quemaban vivos dentro de sus casas antes de morir en manos de sus enemigos; los asesinatos continuaron hasta que se tomaron reprimendas contra los flagelantes, la flagelación en público quedó prohibida bajo pena de muerte y se persiguió a los maestros de los flagelantes con el fin de atraparlos, ahorcarlos y decapitarlos. Los judíos regresaron lentamente del Este de Europa (donde se habían refugiado)
pero el estereotipo del judío envenenador ya se había fijado y estos regresaron en peores condiciones. El periodo del enflorecimiento medieval de los judíos había acabado.
Aquí tenemos una página donde se nos ofrece un desarrollo más amplio del tema.

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